Viaje Noroste de Alemania – Holanda – Bélgica

Publicado: marzo 19, 2021 en Sin categoría

Alemania:

Con todas las ganas del mundo decidimos viajar este mes de julio en plena pandemia del coronavirus, aunque en toda Europa se esperan pocos desplazamientos entre países, nosotros nos lanzamos a Alemania, el país ideal para viajar, para la autocaravana, para la comodidad,  para la tranquilidad y para la belleza de un entorno exclusivo como el que tiene este país. Qué mejor verano que este de la pandemia para viajar con todos los escenarios para uno solo, sin agobios, colas ni marabunta. Salimos una tarde después de trabajar y pusimos rumbo hacia el norte, cruzamos la Junquera, atravesamos Francia por autopistas de peaje y Suiza usando viñeta, para llegar a nuestro primer destino alemán que fue Speyer, aparcamos en un parking gratuito con más acs, justo tras pasar el museo de aviones. Esta población merece una visita, tiene un centro adoquinado de edificios renacentistas en diferentes colores, una imponente catedral católica y una iglesia protestante de impresionantes mosaicos y arquitectura, con diferentes iluminaciones interiores que cautivan al visitante.

Heidelberg, Alemania

A la tarde viajamos sobre nuestras mulas por la perfecta red de carriles bici que tiene este avanzado y respetuoso país. Así llegamos a Heidelberg, otra más que interesante parada, donde recorrimos sus calles de edificios románticos y plazas con mesas en un ambiente muy tranquilo y a la vez jovial del que goza esta ciudad, visitamos su castillo (gratis) del que se puede hacer una visita más exhaustiva (12€) y ver los salones de la parte más restaurada, desde este gigante se tiene una bonita vista de la ciudad de tejados inclinados y del río Neckar que la abraza. Siguiendo está aventura por el Este de Alemania, llegamos a la población de Friztland otra joya pintoresca de la arquitectura alemana. Recomendamos aquí ésta parada, hay también parking de autocaravanas junto a la muralla, es una zona tranquila (10 € con pernocta sin servicios) importante callejear por las bonitas calles de casas con entramados de madera, algunos tallados y policromados, y sus flores y fuentes en las cuidadas y empedradas calles.

Hamelin, Alemania

Otro bonito y recomendable pueblo fue Hamelín, este lugar nos sorprendió bastante, ya que nos trasladó realmente al cuento del flautista de Hamelín, recomendamos hacer una parada y por lo menos gastar un día aquí, verlo durante el día y la noche. A las 13h del domingo (no sabemos si del resto de días también) se activa un carillón en la Casa de Bodas (casa llena de campanillas y muy pintoreca) del que podemos ver una representación del famoso cuento. Además, las calles empedradas tienen una ruta señalada con ratas dibujadas en el suelo para callejear por las más bonitas calles, de hecho veremos en muchos escaparates, fachadas de las casas y puentes al famoso animal y al flautista. Dormimos cerca del centro, en una calle residencial. Nuestra siguiente aventura fue pasar unos días más al norte del país en casa de unos amigos, junto a la población de Leer.

Bremen, Alemania

El Norte de Alemania es muy diferente al centro, es mucho más llano, los paisajes son algo monótonos pero no dejan en absoluto la belleza del manto verde y de los espectaculares bosques a base de grandes robles, también la gran cantidad de lagos con los que nos vamos a encontrar en el camino, también sus perfectas carreteras. Aquí las casas son diferentes, sin entramados de madera, solo de ladrillo, tejados muy inclinados y grandes ventanas, que demuestran la intención de poder captar el máximo de luz posible dentro de ellas. Como estábamos cerca nos decidimos a coger un tren hasta Bremen (14€ ida-vuelta, 1h), ciudad grande con una impresionante arquitectura en el centro histórico: la plaza de los músicos junto al precioso edificio renacentista del ayuntamiento, la imponente catedral de piedra negra y sus dos torres, los edificios palaciegos, las callecitas estrechas empedradas con casas sinuosas de tejados inclinados con ventanas de madera, el bonito recorrido junto al río, con muy buen ambiente de ocio y restaurantes, con mesas en la calle y bonitas vistas. Nosotros comimos, entre otras cosas, las típicas patatas fritas alemanas que te venden por doquier en conos de papel con kétchup, por esta región es algo muy típico. Pensando en continuar nuestro viaje nos despedimos de nuestros amigos alemanes y nos dirigimos a Holanda, dejando atrás la siempre perfecta y el acierto seguro que es Alemania, un país con una gran personalidad y que nosotros admiramos enormemente. 

Texel, Holanda

Holanda:

Entrar a Holanda es como continuar en Alemania, verde, con autovías perfectas, gratuitas y muy bien señalizadas. Nuestro primer destino fue Groningen, una ciudad de casco antiguo diferente a lo que venimos viendo desde Alemania, en este caso las casas no están tan restauradas y cuidadas, pero sí con formas sinuosas y de grandes ventanales, con pequeños jardines a la entrada y con ciertos adornos que las hacen coquetas. Paseamos por sus callejuelas llenas de tiendas y restaurantes, vimos el bonito edificio de la Universidad, con ambiente juvenil, mucha oferta gastronómica (aunque nada para tirar cohetes, siempre o italianos o mexicanos o hamburgueserías). Aparcamos la ac junto a un canal cerca del centro y enfrente del parque de bomberos, aquí los canales ya se va viendo que es el elemento omnipresente de las ciudades de este país. La siguiente parada fue ya en la bellísima costa atlántica, en Den Helder, aparcamos cerca del puerto, de donde cogimos un ferri que nos llevó a la isla de Texel (5€ /persona y bici, ida-vuelta), nos la recorrimos de norte a sur con las bicis, en donde nos maravilló el pueblo de De Koog y Den Burg, una auténtica monada, después llegamos hasta el faro, otro sitio turístico aunque con cierto toque indómito.

Ámsterdan, Holanda

Holanda entera es una preciosidad, donde han cuidado con cariño el entorno y donde los carriles bici están por todas partes, igual o incluso más que la red de carreteras, para la autocaravana también hay cierta facilidad, ya que cuenta con parking públicos es sitios de extraordinaria belleza, aunque normalmente alejados de los centros turísticos, nosotros nos desplazábamos en bici ya que esto es la Meca de las bicicletas. Tras visitar este rincón costero nos marchamos a la urbe de la capital, Ámsterdam, aquí decir que esta ciudad es un sitio del que nadie debería marcharse al otro barrio sin haberla visitado antes, aparcamos a 14km en un parking en pleno bosque, pero de estos bosques primigenios en los que en cualquier momento se te va a aparecer un hada, un gnomos o un oso, llamado Drompark-Spaanwoude, tranquilo, junto a un lago, donde parece que estemos dentro de un cuento.

Ámsterdan, Holanda

Siguiendo con nuestra visita a la capital, nos dejó realmente maravillados lo rica y variada que es, una auténtica joya europea repleta de calles empedradas con casas de tipo renacentista estrechas y apiladas que parecen luchar por hacerse un hueco, el Palacio Real de fachada imponente renacentista, la avivada plaza Dam, el ocioso Barrio Rojo que además de ser el centro histórico con preciosos canales y casitas tiene el erótico atractivo de ver especialmente por la noche a las chicas en escaparates de color rojo vendiéndo su espectacular cuerpo. Esta capital tiene multitud de canales con barcos de un lado para otro, puentes por todas partes, el espectacular edificio de la estación central, el estiloso barrio Joordan, con la casa de Anna Frank (por cierto imposible de visitar si no es con un mes de antelación), museo de Vincent Van Gogh (nos quitamos el sombrero ante este gran genio de semblante triste), la monada de Begijnhof o el simple hecho de callejear entre canales, casas, palacios, iglesias o parques hacen de esta ciudad un regalo para los siempre ansiosos ojos del viajero. Como lo teníamos cerca y nos lo recomendaron fuimos a Haarlem, con bici por supuesto, en el mejor lugar del mundo para ella, esta ciudad muestra un estatus alto, casas más señoriales y una antigua catedral con su correspondiente plaza que te deja boquiabierto, poco y mala oferta gastronómica pero un punto bueno es que tienes parking gratuito y vigilado para bicis y motos, una gozada por el miedo a los robos que este país no está exento. Paseamos por sus coquetas y floridas calles, mercado central, canales y puentes, acompañados de esta arquitectura típica en casas de tres alturas y fachadas desviadas y simétricas, donde no existen 2 casas iguales.

Marken, Holanda

Siguiendo nuestro sueño holandésn nos dirigimos hacia el esté y pudimos visitar los bonitos pueblos costeros de Edam, Volendam y la bonita isla pequeña de Marken, en esta última podemos ver un arquitectura bien diferente a lo que venimos viendo más semejante a las típicas casas del Báltico, sobrias sin tanto elemento, todo ello en un paseo muy recomendable aunque en estas regiones se nota la fuerza del viento. Nos seguimos moviendo y esta vez visitamos Zaanse Schans, una monada de pueblecito con casas de cuento con adornados jardines, en este sitio el atractivo son sus molinos de viento, alineados junto a un gran canal que origina unas vistas preciosas de todo el conjunto. Otra población visitada fue Zaadan, no es gran cosa pero llama la atención la arquitectura de este lugar, más vanguardista y muy original, buscando no perder la estética pintoresca de casitas de tejados inclinados apiladas unas encima de otras para construir grandes edificios modernistas. Todo ese tiempo estuvimos aparcados en la población de Pumerend, aparcamos en un parking con plazas para autocaravana (7,5€ día completo, agua o luz por 1€, donde solo se podía pagar con tarjeta, en este país así funcionan, y en muchos sitios no aceptan las tarjetas MasterCard, solo quieren Maestro), y cómo nomtambién merece visitar su bonito centro. A otro día visitamos Delf, otra joya repleta de casitas, canales y con su plaza del mercado de edificios renacentistas o de tipo medieval, este pueblo fue de los que más nos gustaron. Como quedaba cerca

La Haya, Holanda

La Haya nos dirigimos hacia ella siguiendo siempre la red de carriles bici de Holanda, una gozada para los bicicleteros, así llegamos a una ciudad repleta de edificios oficiales internacionales, rascacielos acompañando a su pequeño centro histórico, cuyo interés lo vimos en el Binnenhof, un conjunto histórico que te traslada a la Edad Media, también nos acercamos a la playa buscando un poco ese contraste entre lo coqueto de los pueblos y lo clásico de las zonas playeras allá donde las haya. Aparcamos y dormimos (en zonas turísticas como el litoral no permiten dormir en la calle) en un parking a escasos kilómetros de Delf, junto al canal Schie (en Schieweg 2627), sin problemas para dormir.

Bélgica:

Cruzamos frontera y llegamos a tierras belgas, ya desde bien pronto percibimos un cambio en carreteras, aquí algo peores y también en las casas, algo menos pintorescas y más sencillas. Nuestra primera visita fue Amberes, una parada que recomendamos, es una ciudad con mucho ambiente de ocio llena de terrazas, restaurantes y puestos de gofres o de las omnipresentes patatas fritas en conos para comer en la calle. Aquí es bonito visitar la gran plaza, con su bonito edificio del ayuntamiento y el decorado de casas típicas unas con otras estrechas y asimétricas, visitar la catedral gótica de grandes dimensiones, aunque hay que pagar, cosa que nos ha llamado la atención pues son precios altos como en Holanda, también nos acercamos a ver la bonita estación central,  por dentro y fuera, ver los alrededores del castillo medieval que se encuentra junto al río y atravesar por el túnel profundo, frío y de escaleras mecánicas de madera para pasar al otro del río, una experiencia que nos encantó. Aparcar la auto es muy complicado en Bélgica, cosa que no nos pasó en Holanda, aquí el estacionamiento está muy regulado y multan, nosotros nos fuimos al otro lado del río, en una calle residencial tranquila. El siguiente punto de visita fue Brujas, una maravilla que merece mucho la pena ver, todo el casco antiguo, sus canales, con un ambiente exquisito de coches de caballos y barquitos navegando, la bonita plaza principal con palacios, torres, casitas de cuento, flores y un sinfín de detalles arquitectónicos. Aparcar difícil porque todo el área de Brujas es de pago, nosotros lo hicimos en un parking gratuito de acs a las afueras, un sitio tranquilo incluso para dormir, junto a otra catedral preciosa, aunque tiene solo 3 plazas, es el parking Dame Ziud. Tras esta localidad nos marchamos a ver a otros amigos belgas que viven un poco más al sur, en plena campiña, cenamos con ellos y comprobamos que sus cenas son realmente exquisitas, como también lo son los famosos desayunos a base de mil panes diferentes.

Continuando por las autopistas belgas (muy buen estado y gratis, como Holanda) llegamos a Gante, también difícil aparcar cerca, así que lo hicimos a 4km del centro, en una zona de aparcamiento junto al Canal Nacional Georges Nachez, bien para dormir y un bus te acerca al centro. Esta ciudad es otra joya arquitectónica con casas aún más majestuosas, construidas entre siglo XVII y XVIII, además se mezclan con casas más modernas y se aprecia un aire más de ciudad, con su centro empedrado, muchas iglesias góticas y torres imponentes que servían para divisar todo el horizonte, recomendamos visitar el puente de la calle Geldmunt donde hay unas vistas preciosas al conjunto de casas, recorrer el cuidado castillo Gravensteen (12€/person.), iglesia de San Nicolás, campanario municipal y la catedral, pero con ver el impresionante conjunto arquitectónico de todos estos edificios por fuera ya es vivirla intensamente. Tomamos cómo no los típicos gofres, además siguen muy presentes los típicos conos de patatas fritas de todo nuestro viaje, incluso también podemos encontrar aquí las señoritas que ofrecen sus servicios en escaparates de luces rojas.

Al siguiente día llegamos a Bruselas, ciudad enorme donde las haya, tráfico y edificios de todas clases entremezclados, muy recomendable visitar la Grand Platz, callejear por sus alrededores pudiendo ver el ambiente de ocio, restaurantes y bares, todo el mundo en la calle. No encontramos aquí el bonito ambiente que veníamos viendo en las anteriores ciudades flamencas, aquí todo es más sucio y la gente más bruta. Aparcamos en una calle ancha junto al cementerio, sin más acs. Al igual que en Gante hicimos un Free Tour, siempre recomendable para conocer más sobre la historia y lugares que nos pueden pasar desapercibidos. Junto a la capital está Lovaina, una pequeña localidad con un centro histórico interesante y de gran belleza su Town Hall de recargado gótico flamígero y un rincón con muchísimo encanto su antiguo barrio que no hay que perderse (Begijnhof). Aparcamos a unos 4km en el parking del cementerio al noreste de la ciudad, en un entorno preciso. Después de esta experiencia belga llegamos a Alemania y nos quedamos en la histórica ciudad de Aquisgran (Aachen), con una catedral impresionante por dentro, cubierta de mosaicos con detalles en oro y donde también de oro hay un relicario con los restos de Carlo Magno, el primer padre del intento siempre fracasado de hacer Europa toda una. Aparcamos en un gran parking cómo junto al balneario de la ciudad. Siguiendo nuestro tour, llegamos a Bad Honner, junto al Rin, para visitar a nuestra familia alemana, ver primos y charlar sobre las diferencias culturales entre España y Alemania. Siempre es grato encontrarnos con la familia y no perder el contacto pese a los kilómetros y el uso de las nuevas tecnologías.

Aigue Belette, Francia

Tras nuestro último destino, éste con el único interés sentimental y familiar nos ponemos, con todo el dolor de nuestro corazón, rumbo a España, pero antes de camino hicimos la parada francesa en Aigue Belette, un precioso, aunque muy turístico, lugar con parking gratuito con servicios y un espectacular lago alpino a los pies de un macizo montañoso y boscoso, donde el baño y la playa de césped y tilos es una gozada (2,5€/persona de 10-19h, resto gratis). Este último lago fue el broche final para cerrar esta nueva aventura llena de pueblos pintorescos, amigos, historia, verdaderos carriles bici, mares del norte, bosques, gótico, caos, paz, aprendizaje y cultura, en definitiva viajar, gracias a La Fábrica de los Sueños

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